lunes, 11 de marzo de 2013

Equipos de alto desempeño


No nos equivocamos, no improvisamos, siempre impresionamos

Kristina Eger


“El todo es mayor que la suma de sus partes.”

Los amantes de la música clásica conocen el placer de escuchar la música de una orquesta, pero también recuerdan el desagrado de aguantar el sonido de un grupo desafinado. Mientras que el grupo crea un resultado peor que si tocaría cada miembro individualmente, el conjunto de los músicos en la orquesta crea un sonido sublime que ningún miembro podría alcanzar individualmente. 

Asimismo, existen equipos de trabajo en los cuales la suma del conjunto es menor que el resultado individual, y equipos de alto desempeño en los cuales los miembros están profunda y recíprocamente comprometidos con su desarrollo y éxito. 

Como dice el adagio “la música es el idioma universal”, y por lo tanto nos puede enseñar cómo lograr formar equipos de alto desempeño en nuestras empresas. A través de la comparación con la orquesta, se desarrollarán las claves para lograr conformar un equipo de alto desempeño.

1. Seleccionar los instrumentos que componen la orquesta

Una orquesta en la cual solo tocan flautas no es una orquesta, es un grupo de flautas. El director debe seleccionar a diversos músicos: empezando por las flautas y todos los instrumentos de vientos, siguiendo con los instrumentos de cuerdas y la percusión. Algunos tocan instrumentos más fuertes, otros más suaves, más altos o más bajos. La composición de la orquesta es diversa y complementaria. Cada instrumento suena diferente, pero lo más importante es que cada músico sea un maestro al tocar su instrumento.

Al igual que en una orquesta, el Director de Proyecto debe seleccionar los miembros de su equipo según las tareas que tendrán y las capacidades que necesitan. Un equipo de alto desempeño está compuesto por personas con competencias complementarias. Como los instrumentos más suaves versus los más fuertes, también los miembros de un equipo deben tener diferentes características. De nada sirve tener a un grupo de galácticos que todos buscan el protagonismo, pero no son jugadores de equipo. “La riqueza de los equipos de trabajo está precisamente en la diversidad de sus integrantes.”[1]

2. Crear el sonido de la orquesta

Cada orquesta tiene su propio sonido. Se compone del sonido de cada instrumento, pero es mayor a la suma de estos, más bien es el resultado de una transformación. Los músicos, al ponerse el traje de la orquesta, dejan de competir por sobresalir, dejan de tocar más fuertes para ser escuchados en la masa de instrumentos. Con el transcurso del tiempo, se van conociendo y empiezan a escuchar el sonido de cada uno, integrando su propio sonido al todo, creando un sonido que parece ser una sola voz. Aquí aplica la lección aprendida de la fábula de la liebre y la tortuga: “Cuando dejamos de competir contra un rival y comenzamos a competir contra una situación, … obtenemos mejores resultados.”[2] Solo al dejar las ambiciones de sobresalir como el mejor músico de la orquesta, cada genio musical puede formar parte de la voz única que caracteriza cada orquesta.

Como miembros de un equipo de trabajo, también tenemos que dejar nuestras ambiciones de ganarles a nuestros colegas. Nuestra meta no es ganarle al colega, sino ganar como equipo a otros equipos. Para lograr esta misión necesitamos un héroe, pero el héroe no es un miembro del equipo, puede ser cualquier miembro del equipo. Como nos enseña el ensayo de Noé y la innovación en equipo: “…el ambiente adecuado puede hacer que surjan buenas ideas de quien parecía incapaz de tenerlas.”[3]
 
Para crear un ambiente adecuado el Director de Proyecto debe crear un espíritu de equipo. Primero, puede motivar al equipo de escoger un nombre para su equipo. Según Muñoz Jiménez, esto “se constituye en una actividad integradora del equipo y generadora de iniciativas.”[4] Pero también puede repartir camisetas de la empresa, las cuales muestran la identificación del equipo con la empresa y las cuales muchos trabajadores cargan con orgullo. Finalmente, no se debe olvidar que el equipo está compuesto por personas como nosotros, quienes aparte de su trabajo también gozan de actividades extra laborales. Los músicos y artistas en general, son conocidos por ser muy fiesteros, y seguramente esta actividad, aunque no sea parte de sus ensayos, les ayuda a conocerse mejor y crear un espíritu de equipo muy fuerte.

3. Desarrollar a los maestros musicales

La confianza es la clave para el desarrollo personal. Según los tipos de personalidades identificados por Florence Littauer, los músicos tienden a tener una personalidad melancólica, que les da el temperamento artístico, el talento para producir una gran obra de arte, pero al mismo tiempo está relacionada a una autoestima bajo y a la auto-desaprobación.[5] Por lo tanto, el Director de la Orquesta tiene que transmitir confianza a su equipo musical. Él debe estar convencido del talento humano que tiene y de los resultados insuperables que la orquesta puede lograr. Pero no es suficiente que lo sepa el Director de la Orquesta. Este tiene la tarea de motivar a su equipo.

Aunque el equipo de trabajo que dirige un Director de Proyecto está compuesto por personas con diferentes tipos de personalidades, la motivación del equipo sigue siendo una tarea muy importante, especialmente en situaciones de conflictos. Los conflictos que existen en todo grupo de personas pueden destruir a un equipo, así como lo pueden fortalecer. El resultado depende en gran medida de las habilidades de gestión del Director de Proyectos. 

Aunque nuestro equipo – sea una orquesta o un equipo de trabajo en una empresa – contenga los mejores integrantes del mundo, su desempeño no siempre será óptimo. El rol del director es dirigir a los miembros del equipo hacia su mejorar potencial, por lo cual debe recompensar el desempeño de cada uno. Para tal motivo debe emplear una comunicación asertiva y tomar en cuenta el consejo de dar “los reconocimientos … en público, las llamadas de atención, en privado.”[6]

4. La varita mágica del Director de la Orquesta

Para los que no entendemos mucho de la música clásica, el director es el pingüino que hace movimientos chistosos con la batuta. Para los que tocamos en una orquesta la batuta es como una varita mágica con la cual el Director de la Orquesta transmite su energía hacia la orquesta. El director es como un transmisor entre las notas escritas en la partitura y el sonido producido por la orquesta. En su mímica el director expresa el sentimiento que el público experimentará al escuchar el sonido de la orquesta.

Aunque los sentimientos son un tema del cual no hablamos mucho en nuestros equipos de trabajo en la empresa, si se pueden percibir – queramos o no. Solo así se explica la percepción de un miembro del equipo del proyecto de una preocupación ajena al trabajo y no expresada explícitamente por su jefe: “Claro que lo percibimos y sabe lo que pasa, … lo que pasa es que su preocupación se traslada a todos nosotros.”[7] Mientras que en la orquesta la imitación de los sentimientos expresados por el Director de la Orquesta es intencionada, no lo es en una empresa. Pero, sabiendo que sí es algo que ocurre aún en un ambiente de trabajo de empresas, es un poder que podemos usar para inspirar a nuestros equipos. El compromiso del líder es llevar el ánimo en toda circunstancia y controlar que la presión del trabajo sea una fuerza vital.

Orquestas de alto desempeño: no nos equivocamos, no improvisamos, siempre impresionamos
 
Aún después de tantos siglos desde su existencia y tantas invenciones de música electrónica, las orquestas de música clásica no han sido sustituidas. Los elementos que clasifican a estos equipos de alto desempeño pueden servirnos como pautas para formar equipos de alto desempeño en nuestras empresas: la riqueza de la diversidad, el espíritu de equipo, la motivación, la retroalimentación constructiva y, más importante, la inspiración.

El mismo grupo de músicos puede sonar magnífico o mediocre.
Todo depende del Director de la Orquesta.


Bibliografía

Fábula de la tortuga y la liebre (versión actualizada). Publicado en Newsletter Eduardo Press Consultores. Obtenido el 09 de marzo de 2013 de: http://www.epconsultores.com/servicios/newsletter_13_8-4.htm 

LITTAUER, Florence. Enriquezca su personalidad. Cómo entender a los demás por entender a ti mismo. Miami: Unilit, 1993.

MUNOZ JIMENEZ, Fabio. Gestión del talento humano: Estrategias para seleccionar y mantener a las mejores personas en nuestro equipo. Universidad para la Cooperación Internacional (UCI), Enero 2013.

MUNOZ JIMENEZ, Fabio. Los nuevos Galácticos y la final de película. Universidad para la Cooperación Internacional (UCI).

Noé y la innovación en equipo. Publicado el 04 abril 2011 por Jcvalda. Obtenido el 09 de marzo de 2013 de: http://estratega.typepad.com/estratega/2005/02/no_y_la_innovac.html


[1] MUNOZ JIMENEZ, Fabio. Los nuevos Galácticos y la final de película. Universidad para la Cooperación Internacional (UCI), p.4.
[2] Fábula de la tortuga y la liebre (versión actualizada). Publicado en Newsletter Eduardo Press Consultores. Obtenido el 09 de marzo de 2013 de: http://www.epconsultores.com/servicios/newsletter_13_8-4.htm
[3] Noé y la innovación en equipo. Publicado el 04 abril 2011 por Jcvalda. Obtenido el 09 de marzo de 2013 de: http://estratega.typepad.com/estratega/2005/02/no_y_la_innovac.html
[4] MUNOZ JIMENEZ, Fabio. Gestión del talento humano: Estrategias para seleccionar y mantener a las mejores personas en nuestro equipo. Universidad para la Cooperación Internacional (UCI), Enero 2013, p. 8.
[5] LITTAUER, Florence. Enriquezca su personalidad. Cómo entender a los demás por entender a ti mismo. Miami: Unilit, 1993.
[6] MUNOZ JIMENEZ, Fabio. Gestión del talento humano: Estrategias para seleccionar y mantener a las mejores personas en nuestro equipo. Universidad para la Cooperación Internacional (UCI), Enero 2013, p.6.
[7] MUNOZ JIMENEZ, Fabio. Gestión del talento humano: Estrategias para seleccionar y mantener a las mejores personas en nuestro equipo. Universidad para la Cooperación Internacional (UCI), Enero 2013, p.5.

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